Hoy más que nunca creo, tal vez porque así lo necesito con todo mi ser, que los que se van, solo lo hacen fisicamente... concretamente lo que se va, lo que dejamos de ver, es el "estuche" que guardaba dentro a ese ser que existió y existirá porque nos deja su personalidad, su carácter, sus vivencias, sus emociones y eso es lo que no muere, eso es lo que sigue y seguirá vivo para siempre en los que acá quedamos... mientras los recordemos, mientras los sintamos, acá estarán porque los llevamos dentro.
Mi papá ha sido y será un angel, una gran persona, con una riqueza de sentimientos extraordinaria ... un ser lleno de luz, de gentileza, sencillez, hospitalidad, generosidad, compañerismo ... siempre fue igual ... vivió y murió así, de la misma forma.
Es para mí un honor ser su hija, me siento muy orgullosa de ello... y agradezco hoy tener la claridad suficiente para verlo y reconocerlo.
Recuerdo nuestro último encuentro... en el que curiosamente, como si en algún rincón de nuestra conciencia algo nos hubiera dicho que era el último... nos abrazamos, nos dijimos te quiero y nos dimos un espacio para sentarnos en el sillón de mi casa, tomados de la mano, por un buen rato. Ahí estábamos los dos, como viejos compinches.
Y viene a mi memoria una cadena de imágenes de cuando era niña y caminaba a su lado... y logro hasta sentir la tranquilidad, la ternura, la seguridad que me transmitía.
Hoy puedo ver cuanto lo quise, cuanto lo quiero... hoy puedo ver su maravilloso paso por la vida... hoy puedo ver¡! ... y sé que eso, también se lo tengo que agradecer a él.
Estoy cuidada y mis hijos también... no necesito pruebas, LO SÉ.