miércoles, 18 de abril de 2012

Inexistiendo...




La mano enroscada en las puntas del pelo,
el pelo enredado en su dedo,
su dedo  bajando por la espalda en el medio,
la espalda erizada y el deseo naciendo.
El deseo explotando buscando el sosiego,
el sosiego entrando por la húmeda puerta,
la puerta abriendo lenta  y recibiéndolo.
Puerta, sosiego, deseo, espalda,  su dedo,  el  pelo,
derramados en el orgasmo humillado,  despertando  del sueño.
Tenebroso amanecer  reconociendo que no hubo sosiego…
ni siquiera deseo…